miércoles, abril 09, 2008

De menos

Lo saludo y percibo en aquel apretón de manos una sensación equivalente a la de carencia. Mirándolo a los ojos mientras nuestras manos se estrechan mutuamente noto un enrojecimiento que pareciera ser un signo poderoso de melancolía, como de falta de algo, como de abundancia de agua en la mirada, como de alegría trémula en la sonrisa. Su voz se escucha afectuosa y mis oídos sienten sus vibraciones características, pero una certeza interior me comunica que sus palabras abundan en una nostalgia brotada para ser percibida exclusivamente por mí.
Nuestras manos continúan estrechadas y mi voz se quiebra, y mis ojos se inundan, y mi sonrisa regala sin preguntarme un abrazo incorpóreo de alegría.
Nuestras cotidianidades individuales se reencuentran en un saludo y me da tanto gusto de volver a verte, amigo mío. No sabes cuánto te he echado de menos.